En los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, muchos ayuntamientos construyeron su propio auditorio, invirtiendo muchas veces más dinero del necesario. Aquellos edificios diseñados para una “perfecta” acústica natural, resultaban tediosos a la hora de amplificar eléctricamente.
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lunes, 9 de noviembre de 2015
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